La revolución de las vivaces: origen y principios del jardín naturalista
Luis Francisco Martínez ZahoneroCompartir
Introducción contextual
A comienzos de los años 90, Planting the Natural Garden introdujo una nueva manera de entender las plantas vivaces. Piet Oudolf y Henk Gerritsen defendieron una jardinería basada en la ecología y la belleza cambiante de las plantas, más allá del momento de floración.
Este enfoque —fundamento del movimiento New Perennial Movement — transformó la forma de diseñar jardines en todo el mundo y sigue guiando nuestra práctica profesional en Viveros La Resqueta.
En el contexto atlántico, donde el clima húmedo y los suelos profundos permiten desarrollos vegetativos prolongados, estos principios adquieren un valor técnico excepcional: diversidad estructural, resistencia estacional y estética viva a lo largo del año.

1. Principio teórico
En la introducción del libro, Oudolf y Gerritsen señalan que las vivaces son la base del jardín contemporáneo. En 1990, cuando publicaron la obra original Droomplanten, la mayoría de los viveros europeos centraban su producción en arbustos y especies decorativas de temporada.
Los autores propusieron un cambio radical: seleccionar vivaces y gramíneas no por su color inmediato, sino por su forma, persistencia y capacidad de convivir en comunidad.
El jardín naturalista debía inspirarse en la naturaleza —no imitarla literalmente— para crear combinaciones que evolucionasen con el tiempo y mantuvieran interés incluso en la senescencia.

2. Fundamentos ecológicos y morfológicos
El concepto de “estructura” es central en Planting the Natural Garden. Oudolf distingue entre plantas estructurales (que dan forma y ritmo al jardín durante todo el año) y plantas de relleno o de dispersión (que aportan movimiento y espontaneidad).
Su criterio no es cromático, sino ecológico: longevidad, resistencia, textura y comportamiento fenológico. En palabras de Henk Gerritsen, “la belleza no termina con la flor, sino cuando la planta se seca con dignidad”.
En el diseño naturalista, las gramíneas —como Calamagrostis × acutiflora ‘Karl Foerster’ o Sesleria autumnalis— aportan esa estructura cambiante que sostiene el conjunto incluso en invierno.

3. Aplicación profesional en vivero y paisaje
En Viveros La Resqueta aplicamos estos criterios de selección desde la producción: priorizamos especies que mantengan valor ornamental en todas las fases del ciclo.
Trabajamos con poblaciones observadas en condiciones reales —sin forzar la floración— para asegurar resistencia y comportamiento natural.
En el clima atlántico de Asturias, el desafío es el exceso de humedad y la competencia vegetal. Por eso cultivamos vivaces adaptadas a suelos frescos pero drenantes: Astilbe x arendsii, Eupatorium maculatum ‘Atropurpureum’, Persicaria amplexicaulis , entre otras.
Estas especies mantienen estructura, color y textura más allá de la flor, creando composiciones dinámicas con gramíneas como Molinia caerulea o Deschampsia cespitosa.

4. Implicaciones para el diseño y mantenimiento
El jardín naturalista requiere una gestión técnica diferente:
Mantenimiento estacional: las vivaces se cortan a finales de invierno, cuando su estructura ya ha cumplido su función ecológica y estética.
Densidad de plantación: Oudolf recomienda plantar por metros cuadrados, no por unidades aisladas. En nuestro vivero seguimos este criterio para definir packs de plantación equilibrados.
Longevidad y rejuvenecimiento: algunas especies se dividen cada pocos años, mientras que otras, como Veronicastrum o Aster tataricus, permanecen décadas si el suelo es estable y vivo.
Cobertura o ‘mulching’: para evitar la competencia de especies adventicias, favorecer y reducir el mantenimiento es indispensable una cobertura de grava fina de al menos diez cm sobre la que plantaremos directamente.
El resultado es un paisaje resiliente, con mínima intervención y máxima expresión natural.

Planting the Natural Garden no solo presentó un catálogo de plantas, sino una filosofía: la de diseñar con la naturaleza, no contra ella.
En Viveros La Resqueta comprobamos cada temporada que las plantas con estructura, textura y persistencia real son las que mejor expresan esa idea. La jardinería naturalista no busca el impacto inmediato, sino la emoción que produce un jardín vivo, en constante transformación.